Una "m" para "madurez" y "miedo". Una
"d" para "debilidad" y "defensora".
M.D. Porque ella se llama Maïté Dubois. Ella. Le gustaría ser
rebelde pero sigue las reglas. Le gustaría ser libre pero es presa.
Sueña con viajes, países desconocidos, paisajes montañosos. Sueña
con idiomas y encuentros extraordinarios. Y sus sueños se mezclan a
sus memorias. Ya ha recorrido el mundo, pero quiere descubrir más.
Más territorios, más gente, más experiencias. Cada vez más. Ella.
Ama a las mujeres más de lo que debería. Vive de estos momentos con
los amigos y la familia. Se alimenta de las caricias que recibe, y de
las que da. Ella. Se siente viva cuando baila frenéticamente ante
los ojos sorprendidos de la gente alrededor. Se mece con el sonido
torpe de su harmónica y las melodías que salen de su piano
melancólico. Se evade con la música triste o jovial que sale de sus
auriculares, o con las réplicas de los actores en la pantalla del
cine. A veces escribe, pero el tiempo le falta. Y hablando de esto,
ya tiene que irse. El trabajo la llama.
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